lunes, 19 de diciembre de 2011

Maldiciones anuales

Pocos años me han causado ese sentimiento de querer que se acaben cuanto antes. Y aunque he tenido peores años (como el 2007), este ha sido un año bastante estático, no tomé cursos que me motivaran, no encontré el trabajo ideal, no tuve un amor inolvidable, no teatro, no cine, no casi nada. Por supuesto no todo es malo, pero no se compara a la dulce sinfonía que fue el 2009, o lo enriquecedor del 2010.

Un año que quieres que termine es como un año que no viviste. Un lapso de tu vida que no tuvo sorpresas. Tengo dos opciones, la primera es ser optimista y creer que me encuentro en lo más bajo de la rueda de la fortuna y pensar que pronto subiré hasta la cima; o puedo ser pesimista y creer que la cumbre de mi vida ya pasó y todo lo que vendrá será una caída inminente.

Quizá debería permanecer neutral, dejarme sorprender... hay que deja que el viento nos haga parte de su danza y que nos lleve a donde quiera.

domingo, 9 de octubre de 2011

Mi libro de las ilusiones


Acabo de leer un libro maravilloso.

Los últimos días... y con últimos días me refiero a los últimos 120 que han pasado, no he tenido una buena racha de ánimo, yo que siempre he sido positiva y trato de verle el lado bueno a las cosas, pero la frustración el desánimo y las circunstancias me han impedido vivir con el ánimo arriba estos últimos días, y con estos últimos días me refiero a los últimos 120.

Hay cosas, sin embargo, que han valido mucho, una de ellas es el Libro de las ilusiones, cuyo creador, Paul Auster, ha tenido la delicadeza de compartirlo con el mundo.

Este libro comienza enganchándonos a la desgraciada vida de un hombre, que por azares del destino conoce el alivio investigando sobre un actor del cine mudo, del cual también terminamos conociendo su historia. No vale la pena que lo reseñe si hay tantas palabras en la red que hablan de él. Pero fuera de que yo ame la temática el cine mudo es un gran libro.

Lo que vale la pena es que les hable de cómo cada letra se funde con otras para hacer párrafos perfectos, haciendo una historia implacable, con giros vertiginosos y un final absoluto y cerrado que culmina con la historia del artista de cine mudo, con la historia de una "subprotagonista" y la historia de nuestro personaje principal. Auster logra escribir una novela con maestría, limpieza y no sólo eso, sino que nos involucra como espectadores en un final que crea un eco, una historia que será difícil superar en la realidad y en la ficción.

El libro de las ilusiones es un gran libro que logró que me diera un respiro cada vez que abría sus páginas, lamentablemente no duró mucho, pero valió cada segundo. Sin duda, gracias a él no me aventé de un barranco estas semanas difíciles. Se los recomiendo ampliamente.

¿No es hermoso cuando un libro o una película logran desterrarnos efímeramente de lo que tanto nos hace daño?

Gracias Paul Auster, gracias Hector Mann.



viernes, 16 de septiembre de 2011

Ni Fox ni Jackman


Volviendo a las cosas buenas de la vida y dejando a un lado el amargo sabor de esas otras cosas que hacen que la vida se vea opaca, hoy platicaremos sobre los roomates.

Y es que es tan difícil encontrar a una persona que no sólo te ayude a pagar la renta si no que también puedas convivir con ella, tolerar sus malos hábitos y hasta considerarla como un familiar, pero un buen familiar, no como esos que no te invitan a sus fiestas o que sólo te piden dinero y no los vuelves a ver en tu vida... a menos que necesiten dinero y así, ad nauseam.

La lista con las personas que podrías vivir son:

1. Padres: al final de cuentas eso no se considera como vivir con roomies, más bien es la prueba irrefutable de que sigues siendo un mantenido y que no has podido salir de tu casa, por lo tanto no hay que considerar esta opción.

2. Desconocidos: aunque unas historias terminan bien, la mayoría es un tortuoso descubrimiento de hábitos diferentes que al final hacen que tú y el otro se vuelvan locos y terminen matándose mutuamente, o sólo alguien termine matándote porque era un asesino serial. Tampoco se escucha como una opción definitiva.

3. Coworkers: puede ser una combinación genial, pero siempre está la desventaja de que además de pasar 8 horas con ellos, también pasas las otras horas que restan con ellos, claro que siempre podrán cubrirte diciendo que no fuiste al trabajo por que estás enfermo (y no crudo) y no se les escapará ningún chisme oficinil, por lo que esta puede ser una atractiva opción

4. Amigos: Los amigos son la familia que escogemos, vivir con amigos nos remonta a la más famosa serie de los 90's: Friends, y como todo mundo quisiera vivir en ella, con una buena combinación de caracteres esta puede ser la opción ganadora.

5. Pareja: Si se llevan bien y piensan formalizar, es la mejor manera de saber si son el uno para el otro, por lo que es muy recomendable mientras la relación funcione, si no, ahí vendrán los problemas que podrían ser apocalípticos y terribles porque un contrato por un año, o más, los mantendrá unidos.

Hay muchas combinaciones entre estas opciones (salvo la 1 y la 5, en ese caso, muchachos, están cometiendo incesto y eso no estará bien visto por... el 99.9 % de la población). Lo importante es vivir con alguien a quien respetes y sobretodo con alguien con quien lleves bien, y no hay que ilusionarse porque raramente tendremos como compañero de vivienda a Hugh Jackman o a Megan Fox.

Vivir con otros es difícil, la convivencia es un juego horrible de negociación y muchas veces saldrás perdiendo, pero no hay que desaprovechar la experiencia de habitar con personas que no sean tu familia consanguinea, si hay problemas hay que hablarlos y si no a disfrutar.



Queridos lectores, ustedes ¿con quien han vivido y no se han arrepentido?





sábado, 27 de agosto de 2011

Pedrito y el lobo 2011.


Este mes... no, más bien estos 5 meses he sido víctima de "la cancelación", este bonito fenómeno de quedar con alguien y que aproximadamente te cancele a pocas horas de dicha reunión.

Yo soy una persona muy, MUY paciente, muy tolerante, y madre y media del buenaondismo y así. (También exagero con el uso de la conjunción "y") entonces la mayor parte de las veces no hay problema, total hago impro y siempre hay que tomarlo con aceptación. Pero cuando esta costumbre se torna, precisamente, una costumbre la cosa se friega y pierdes confianza y fe en la humanidad.

¿Han escuchado el cuento de Pedrito y el Lobo?, si no, se los resumo:

Érase una vez un infante que gritaba como histérico que ahí venía el lobo, obvio toda la gente se volvía loca, se encerraba y lloriqueaba en las esquinas de sus casas. Cuando Pedrito veía esto se moría de risa porque pues no, el lobo no iba y todo era un invento de Pedrito y su maliciosa mentecilla de terrorista menor. Y como era de esperarse, después de que el chamaco había asustado a media población, la comunidad dejó de creerle porque tampoco eran tan idiotas como para hacerle caso por siempre. Un día, chan chan chán, se aparece en el pueblo el lobo, y cuando Pedrito lo ve intenta advertir a toda la población; sin embargo, con la fama de mitómano que se había hecho el infeliz, nadie le creyó. El lobo se desayunó al niño y se almorzó al resto del poblado. Hubo charcos de sangre, gritos, miembros expuestos y fin.

La moraleja de la historia es: que si le dices a una chica que vas a salir con ella, la primera vez que le canceles no hay bronca, pero a las siguientes 4, se va a volver loca y va a querer asesinarte y dejar charcos de sangre, gritos, miembros expuestos y fin. Fin a toda posibilidad que tengas
con ella.

Pero bueno, tampoco es que me importe mucho, es más bien la onda del orgullo. Al final de cuentas yo vivo feliz.

Ustedes, queridos lectores, cumplan sus compromisos, tengan pantaloncitos y que no les de el síndrome del Pedrismo.


domingo, 7 de agosto de 2011

Minuit à Paris.


Nunca he sido fan de las historias de amor, el derrame innecesario de miel y la cursilería, para mí, le restan sentido y veracidad a las historias que podemos contar.

Por esta razón y por sus finales al estilo Little Children (tienen que verla para saberlo), no me gustan las películas de Woody Allen, y generalmente tampoco su cast. Sin embargo, ayer le di una oportunidad a Midnight in Paris, protagonizada por el siempre carismático Owen Wilson y, debo reconocer que, al igual que en Vicky, Cristina, Barcelona, logró capturar la esencia misma de la ciudad.

En la profunda añoranza de que los tiempos pasados fueron mejores, Gil, el protagonista vive el sueño de sus sueños: conocer a todas estas personas que en su tiempo no eran los portentosos artistas que conocemos; al tratarlos e internarse en sus círculos, Gil se convierte en protagonista de su propia leyenda, tiene un romance que nace a pesar de casi un siglo de diferencia y se desafana de las condiciones cliché que vive diariamente.

Y cómo no hacerlo si Paris es el idilio de escritores, poetas, pintores y artistas, es la ciudad que ha inspirado a los más grandes, aquellos que han dejado su huella en el corazón de millones de personas. París es el sueño más bello de las musas, Paris es arte. La ciudad en los años 20’, fue el refugio de los personajes maravillosos que han cambiado la historia mundial: Hemingway, T.S. Elliot, Fitzgerald, Dalí, Buñuel, Picasso, Stein, todos ellos encarnados por maravillosos talentos de nuestra era que le dan a la película esa aura de ensoñación que hemos tenido alguna vez todos los que hemos vivido entre las letras, acordes y trazos de estas leyendas.

No conforme con ello, Allen también nos lleva a la cuna del impresionismo dentro de un transporte “mágico” y nocturno a lado de Matisse, Degas, Gaugin y Lautrec, mostrándonos la constancia de los ciclos. Estas historias opacan por obviedad la historia principal que no es nada en contraste con los discursos que se desenvuelven en el pasado.

Como espectadores y añorantes de tiempos mejores, lo que realmente importa de esta película es la galería de personalidades que se pavonean en pantalla y los minúsculos resquicios de sus temperamentos impresos en celuloide. Todos quisiéramos haber sido parte de esos círculos, todos quisiéramos ser parte de la ciudad más bella, inspiradora y artística del mundo. París con su perpetua lluvia, sus colores viejos, sus aromas poligámicos y su alma de estrellas y luna.

La película tiene ese grato sabor de haber estrechado la mano de alguien que admiras, la fotografía es tan Parisina: opaca y vieja; los personajes un deleite y, sobretodo, el hecho de dejar a un lado lo carnal para crear un historia de amor entre una ciudad y quienes la aman, todo ello nos demuestra que lo mejor de la película es ver el corazón de Paris latiendo 24 veces por segundo.


domingo, 17 de julio de 2011

La clave del Sol.


Poco a poco las obsesiones que tenemos le van dando paso a otras nuevas, la mente trabaja sólo para encontrar relaciones con el objeto o sujeto por el cuál no dormimos, o por el cuál soñamos, por el que despertamos todos los días, por aquel que está en la marca de nuestros objetos, en las placas de un auto, y en todos aquellos objetos que, en realidad, no tienen relación pero se las buscamos a la fuerza... porque... pues, porque es el destino ¿no?

Afortunadamente para ustedes y para mí, queridos lectores, muchos de nosotros padecemos esas pequeñas obsesiones por momentos breves, quizá un par de semanas o un par de meses. Yo, por ejemplo, tengo el don, (que a estas alturas ya es como maldición) de ofuscarme por cualquier músico o pseudoartista.

Como vil terapia psicoanalítica me trasladé a los orígenes de este padecimiento y me encontré a mi misma hace 10 años, en la prepa donde en aquellos 3 años mis grandes amores eran: un tipo con una voz de tenor que cantaba y tocaba la guitarra en la jardinera central; el otro, un futuro doctor, que también tocaba esporádicamente este instrumento, y el último un pianista que me invitó más de una vez a sus conciertos de música de cámara. Sentencia dictada.

Y así, supongo, nació mi obsesión por los músicos, porque además de tener talento, son sensibles, y soñadores, románticos pero con la fuerza suficiente de manipular un instrumento y darle su vida... en fin, ya lo decía Charles Chaplin (músico también, por cierto):

Los escritores son gente agradable, pero no comprometidos; todo su conocimiento rara vez lo comparten con otros, la mayoría de ellos se la pasa entre las tapas de sus libros. Los científicos pueden ser una excelente compañía, pero su sola apariencia en un salón mental paraliza al resto de nosotros. Los pintores son un aburrimiento debido a que la mayoría de ellos trata de hacernos creer que son más filósofos que pintores. Los poetas son, sin duda, la clase superior y como personas son agradables, tolerantes y excelentes compañeros. Pero creo que los músicos, en conjunto, son más solidarios que cualquier otra clase. No hay nada tan cálido y conmovedor como ver una orquesta sinfónica. Las luces románticas de sus escenarios, la afinación y el silencio repentino cuando el director hace su entrada, afirma el sentimiento social de cooperación.


Así pues, he hecho un par de conclusiones en mi vida y aunque seguiré adorando a los músicos he decidido liberarme de sus sombras, sin perder el objetivo.

Seguramente ustedes también tienen un patrón de obsesión, ya sea las chicas de ojos claros, gordibuenas, muy altas, con pinta de inglesas... o qué se yo, en ocasiones ni siquiera es posible definir el porqué ciertas personas permanecen más grabadas en nuestras mentes.

Zapatito blanco, zapatito azul, ¿cuál es la obsesión que tienes tú?

domingo, 5 de junio de 2011

Del 31 y otros temores.


Uno de mis mayores miedos es mi cumpleaños. Así de simple. No sólo por mi trauma con la edad, por aquello de sentir que no he hecho nada de mi vida; sino por que es el día en que más manifestaciones de afecto recibo y eso me pone muy de nervios.

Digo, está padre que haya abrazos y regalos. Pero siempre existe la incertidumbre de "¿quién se acordará?" que a veces hay personas importantes que no lo recuerdan, aunque pequeña, es una herida en la amistad.

Y como el eterno miedo del ser humano es estar sólo, nada más tienen que sacar conclusiones. Por fortuna todo estuvo bien. Mayo demuestra ser más mágico, más eterno, más fuerte que cualquier otro mes.

Recibí mucho amor... y me hace ver que sigo construyendo, aunque vaya dejando amistades en el pasado, sigo creando un futuro lleno de personas maravillosas.

Gracias a todas ellas.En mayo renacen los Fénix y las Amapolas.

domingo, 3 de abril de 2011

No puedes apresar al aire.


La canción que escucho dice lo siguiente:

"Qué bonito es el amor, qué bonito es divertirse ser un chico sano un caraja un despiste, qué bonita es una flor, qué bonito el arco-iris y es que la vida es la ostia yo no sé po
r qué estoy triste, tanta pena. Si la vida es tanta ostia por qué me miro las venas y la sangre se me amontona. Y luego miro pa'rriba para cargar la pistola, matar dos monstruos de un tiro: el primero es la agonía y el segundo es el vacío donde me quedo todos los días."

Y pues más o menos fue mi estado de ánimo del mes de Marzo a pesar de que amo ese mes con mucha intensidad porque siempre trae muchas cosas nuevas, como cumpleaños de gente querida, teatro e impro. La pura buena vida. Pero el trabajo era la cosa que lo arruinaba, demasiada presión a lo idiota, demasiada monotonía, demasiado estancamiento.

Por fortuna, ahora tengo otro trabajo. El panorama se aclara, se llena de acción, además hay impro, hay cine, amigos, teatro y un "guiño, guiño" por ahí que pueden hacer que este sea un año bello.

Empezaremos mayo con fuerza, y quedará en la piel la marca de estos 25 años, el símbolo de Demeter... quizá en el próximo post profundice en ello.

La moraleja de esta historia es que no pueden hacer prisionero al aire.


jueves, 27 de enero de 2011

Decía el principito


que el dolor es inevitable y el sufrimiento es opcional. El principito, sabía de la vida, o al menos fingía saberlo, y lo hacía bien. Yo nunca lo he leído pero esta frase se me antoja tan cierta que me conmueve. Todo lo que brilla está en nosotros, pero todo lo que provoca sombra también, y aunque a veces es necesario dar un paseo bajo las tinieblas, no hay que olvidar que la luz también viene del interior.

Tan difícil practicar. Tan fácil pensarlo.


Miren la pobre cara de duda del chamaco... tan filosófico él, cómo no creerle.