domingo, 25 de abril de 2010

De los nacimientos fortuitos o un brindis por Parker

Dicen que hay números místicos y que los astros favorecen a ciertas personas desde el día que nacieron, que hay luces brillantes augurando una vida llena de éxito, o bien desgracias para el nacido bajo sus influjos. Veamos:

Marco Aurelio: Respetado y querido emperador romano, filósofo estoico quien dijo: "Vivimos por un instante, sólo para caer en el completo olvido y el vacío infinito de tiempo de esta parte de nuestra existencia."

Juan II “El Bueno”: Rey de Francia. Como general era ávido de dinero y terco. Sin embargo era generoso con los suyos y dotado de un espíritu valiente en batalla, lo que le valió el sobrenombre de “El Bueno”.

Eugène de la Croix: El más emblemático pintor del Romanticismo y melómano apasionado. Una de sus más grandes, respetadas y conocidas obras por la fuerza y la temática manejada es: “La libertad guiando al pueblo".

Vicente Aleixandre: Escritor Español ganador del premio Nobel en 1977. De alma solitaria y contradictoria El poeta deseó un edén libre de sufrimiento y de muerte. Ansía una existencia pura y elemental.

Manuel Zorrilla de la Torre: Pintor, dibujante, grabador, litógrafo, muralista y escultor argentino desarrolló su interés por la naturaleza y la vida del hombre dentro del medio que lo rodeaba, traducidos en su obra con una versión llena de carácter.

William Shackespeare: Padre de la dramaturgia Inglesa, joya de la literatura universal. Su talento estribaba en su capacidad de hacer algo radicalmente nuevo con lo viejo, a lo que insuflaba nueva vida. Talentoso escritor, dramaturgo, actor, director y poeta. Su nombre y su obra ha trascendido por siglos.

Estos hombres por sí mismos son increíbles astros que han iluminado a los mortales con su personalidad y su talento. Todos ellos, tienen algo en común. Nacieron este mismo día en años distintos (26 de Abril –feliz cumpleaños a todos ellos), quizá sea sólo una coincidencia, pero cabe la posibilidad mucho más interesante, por cierto, de que sea un patrón.

Habrá personas por ahí, que seguramente se sintieron identificados con más de un país, de una característica, un pasatiempo, una profesión, un sentimiento o una palabra. Personas que quizá nacieron un 26 de abril. A todas ellas: Felicidades.

Y ustedes mis queridos y siempre bien parecidos lectores, ¿saben qué maravillosos personajes nacieron un día como en el que ustedes vieron la luz por primera vez?

Aquí una ayudadita.

lunes, 5 de abril de 2010

Seámos el mar que guía el mensaje.


Se va sin avisar, parece una sombra que recorre las calles de la ciudad dejando sorpresas a diestra y siniestra, unas no tan agradables como recordatorios de pago o recibos del banco y otras, las menos, postales de tierras lejanas, fotos envueltas en sobres y cartas de quienes se alejaron un día. Así es el cartero.

Hace escasos minutos, bajo mi puerta recogí un par de cartas, ambas con distinta carga emocional; una, sin importancia para este post: el recibo de teléfono. La otra una carta, con timbres postales, con sellos y por supuesto escrita a mano.

El remitente: Salvador Cruz García, la destinataria: Lidia del Carmen Cruz Alvarado. El primero vive en Texas, la segunda vive... en mi casa -de acuerdo a la dirección que puso-, pero no tengo parentesco con ella, no la conozco, no vive aquí, no tiene identidad. No es un error, todo coincide a la perfección con mi casa, mi calle, mi código postal, todo es estremecedoramente correcto.

Abrí la carta, al principio pensando que la causa estaba perdida. No podría hacer nada sólo guardarla en un cajón, pero al leer esas tres hojas, una dedicada a su sobrina y las otras dos a su hermana, entre faltas de ortografía, se podía leer amor. Y por esa razón decidí sellarla de nuevo y buscar a Lidia.

También hay folletitos, volantes y pensamientos cristianos, si Dios está implicado en esto, debe haber una razón más del porqué esta carta llegó a mis manos. Inmediatamente unas coincidencias saltaron a la vista, la vida que llevo actualmente se lee en ellas.

Ya busqué en la red, pero mis habilidades de stalker no son tan afortunadas con personas que no figuran en redes sociales o internet, o poéticamente hablando, con personas que no quieren ser encontradas.

Me preocupa que la carta finaliza con una promesa, una que implica mi dirección. Esta vez será prudente esperar, no mucho, porque el olvido está asechando. Tras una breve búsqueda la regresaré al remitente y a partir de ese punto el destino se hará cargo. Por lo pronto ayúdenme a ser el mar que lleva el mensaje del náufrago a la costa.



P.d.: No está demás, si alguien conoce a alguno de ellos, que pase la voz.