lunes, 12 de agosto de 2013

Terapias

Siempre me la paso hablando de mis múltiple actividades, "siempre" entendido como un pequeño lapso de tiempo que comenzó en febrero del 2013.

Pude tirarme al alcohol, las drogas o cualquier otra sustancia de usos ilegales, pero afrontémoslo, yo no tengo tanto dinero para estupefacientes, y casi siempre me duele el estómago con el alcohol, que no con las cantidades industriales de limón que uso en casi cualquier cosa.

En fin, decidí que me haría una terapia ocupacional. Matar dos pájaros de un tiro con la mente suficientemente ocupada para no pensar en las cosas que me han dejado tambaleante estos últimos años y, ahora que puedo costear ese tipo de cosas, también dejaría un legado en mi currículum.

Lo primero fue retomar mis clases de inglés porque, como la snob que soy, toda la prepa y la universidad estudié francés. Parle moi, mon coeur et je vais oublié la nuit et les etoiles avec ton voix. Entonces tomé un curso de lunes a jueves de 7 a 9 sin contar de que trabajo de 9 a 6 más 3 horas de transporte diario.

No fue suficiente por supuesto, el tipo de olvido que necesito requirió que mi mente se ocupara 24/7 en otras maneras para no recordar. Entonces los sábados me inscribí a un curso de literatura creativa, después conseguí un freelance, un proyecto de publicidad y colaborar en un sitio. En mayo tomé un descanso de las clases de inglés y del curso de literatura, descanso que se extendió hasta julio porque bajé de peso y por primera vez en mi vida tenía ojeras, pero me aventé a dirigir un curso de impro que inició en julio. Mi plan funcionaba a la perfección.

En agosto cancelaron mi freelance (por la única actividad que me pagaban y que yo no pagaba),  pero me contactaron para hacer más colaboraciones, y además nació otro proyecto que más bien apenas veré de qué se trata. Ya me inscribí en mis cursos de inglés y abrieron la posibilidad de que curse francés con beca, sólo espero que abran grupo. Además se supone que actualizo mis blogs, avanzo con mi tesis y mi novela.

No sé cuál es mi objetivo, quiero todo eso que hago, me gusta y si me ha de sobrar una actividad obviamente escogería el trabajo, el cuál no puedo dejar porque representa todos mis ingresos y de donde saco para hacer lo demás. Quizá sea por los 27, porque después de no sé cuantos años en pausa el fénix se está cansando de renacer y quiere explotar en la cumbre...

He perdido el contacto con muchas personas, no precisamente con las que debería, pero creo que ya comienzan los estragos de tanta actividad, no sólo física sino social y mentalmente.


Necesito un descanso... un nuevo fénix, porque este se muere y no lleva ni 3 meses viviendo.