domingo, 7 de abril de 2013

Rana Santa

"Que en la madrugada me vuelvo loco estas lindas noches de abril, porque en la luna se ven tus ojos, no me puedo volver a dormir. Me estás matando poquito a poco, Loopita dime que sí".

Así reza el tango, el tango que, más bien, es una canción bien mexicana con toques de Blue Grass. Creada por un defeño radicado en  Nueva York que, además de unos coquetísimos ojos pestañudos, tiene un talento enorme y la visión de mezclar el sonido típico de la canción ranchera con vals, con funk, con polka y decenas de melodías universales que le dan poder y alma a sus canciones.

Las letras a veces se sienten como si Agustín Lara corriera entre sus venas, como si se adueñara de sus manos y sus versos. "Si no estás, no puedo ver la luna si no estás" y así te va enamorando entre  sus canciones. 


A él, este talento humano que construye ilusiones con la delicadeza de su voz, cual pétalos acariciando tu piel hasta que se pone chinita y despiertas dentro de sus historias, viviendo sus personajes, moviéndote a su ritmo. Él se llama René Hubard, pero sus nuevos discos lo nombran como Rana Santacruz, el charro del siglo XXI, con pantalón de mariachi, camisas "de campo" y toda la cosa. 

Ni siquiera me acuerdo cómo lo encontré, pero seguro fue por accidente. Me obsesioné, busqué sus canciones y su pasado. "Qué importa que bebiera y que fuera un Don Juan, me cantaba al oído y me quería de verdad, y la luna, el sol y las estrellas lo pueden confirmar". Él es exvocalista de la banda de culto La Catrina, busqué esas canciones y me enamoré otra vez, así comprendí de dónde venía Chicavasco, su primer disco como Santacruz. 

En junio del año pasado vino a México, pero unos días antes me cantó las mañanitas por Twitter porque dije en facebook que iba a ir a su concierto en El Imperial, le dio Like, y publiqué en mi timeline lo que había pasado y que me sentía como colegiala, (al parecer él rastrea su nombre por keywords en esta red y me contestó), me contestó el 31 de mayo y le dije en 140 caracteres que era mi cumpleaños. Me cantó las mañanitas por Twitter... sí, y me enamoré de nuevo. Esto se lo recordé cuando, al final de su concierto, aquel junio lluvioso, me acerqué a tomarme una foto, a que me firmara su disco. Se acordó y me abrazó. Y me enamoré por cuarta vez. "Ay, ay, tus ojitos de maguey, me emborrachan más lindo, que el mezcal y el agua miel".


A partir de ese instante escucho sus canciones cada mañana, como un mantra, porque su voz me relaja, me hace sentir bien, prepararme con gusto, soñar con un México más lindo y querido. Rana trata de recordarnos, al menos para mí, lo bello de nuestro país, las costumbres que nos dan identidad, la fiesta, el pasado de oro, los ídolos del pueblo. Me siento orgullosa de ser mexicana.

Así, tan fácil te van cambiando la vida personas que ni conoces. Así, tan fácil, terminas un post. 
"La luz de tus ojos no quiere decirme adiós. No me preguntes a dónde voy, no lo podría decir".






                                                                            Cuando crezca quiero ser su musa.