jueves, 11 de septiembre de 2008

Pumas y borregos

Hay días en que todo lo que piensas se va esfumando en la etérea espiral de qué será. Hay días como hoy en que me molesta pensar en darle gusto a los demás, abrochar mi espíritu y mi lenguaje impertinente para no exacerbar las pasiones. Hoy no quiero destruir esa maraña de impresiones que tienen ustedes de mí. Supongo que todos hemos pasado por esa etapa. Estoy segura de que ya pasará.

Y cambiando radicalmente de tema...recuerdo que estaba yo un día platicando con varios chicos del Tec de Monterrey, últimamente he tenido mucho contacto con ellos por razones que no pienso contar y que ustedes no deberían cuestionar. Me di cuenta de que al menos todos los que he conocido, son muy buenas personas, inteligentes, hiperactivos, la mayoría hacen deporte y conocen medio mundo, pero son tan naturales como cualquier chairo de la facultad de políticas. La única diferencia es que ellos no viven resentidos por ser “pobres” y que se desenvuelven perfectamente en casi cualquier medio.

Descubrí, entre otras cosas, que algunos estudiantes de escuelas públicas aún sienten el complejo estúpido del clasemediero, que piensa que por ser pobre tiene más derechos o más masa encefálica, aquellos que piensan que alguien que estudió en escuela de paga es un idiota porque paga por su educación “elitista” la cual sólo consiste en buenas instalaciones.

No puedo hablar por todos, hay idiotas en escuelas de paga y en públicas, los parásitos siempre serán parásitos, estén dónde estén y paguen lo que paguen. Pero por qué seguir tachando y calificando a personas que no conocemos, y aunque a mi también me emocionen los adjetivos, sería bueno un día dejar que nuestras emociones no desbordaran y que nuestro raciocinio gobernara por un día.

Este post es producto de una vivencia, quizá por ello sea mejor que no le tomen mucha importancia. Véanlo como un ejercicio catártico. Nada más.