Estaba yo muy felizmente perdiendo el tiempo chismoseando en blogs de otras personas, cuando de repente, al salir a la cocina y pasar por mi sala, me di cuenta de que el piso estaba muy sucio. Pretendí no verlo, como toda la gente en su sano juicio hubiera hecho, pero mi Yo interno, me obligó a sentir remordimiento el cual a su vez me obligó a decidirme a limpiarlo, cosa que debo hacer sólo yo, porque vivo sola y porque soy muy pobre como para pagar una chacha.
Como si no fuera suficiente, me dije a mi misma “hay que limpiarlo bien, con cloro y toda la cosa”, y ahí voy como idiota a limpiarlo con cloro, sabiendo que soy medio alérgica al elemento en cuestión, después de regar el cloro por todo el piso, comencé a percibir un ligero dolor de cabeza, mareo y ardor en la garganta y nariz, pero dije, nah!!, nada me va a impedir limpiar mi hermoso piso.
Ok, tres minutos después yo estaba casi tirada boca abajo, con la nariz sangrante y balbuceando palabras en arameo, aunque resistí y pude terminar de limpiar el piso... lo que habla muy bien de mi perseverancia, y por su puesto, habla muy mal de mi instinto de supervivencia. Me sentí como cuando Homero fue atacado por maestro limpio.
Todo está bien ahora, salvo que el aire puro me huele a quemado, siento que ya no percibo los sabores como antes y que escribí este post con un montonzote de errores que atribuyo a la muerte de algunas neuronas, pero es un pequeño precio a pagar por el reluciente piso que ahora tengo.
Además me di cuenta de que me puedo dedicar a la limpieza doméstica, si acaso el mundo de la publicidad no funciona para mí. Ya hasta pensé en mi nombre de mucama: Chachanty. Apoco no está perfecto para la labor.
Moraleja: Sean ricos, para que cuando su casa se ensucie puedan comprar otra nueva.
Por cierto, hoy acaba de morir la blogger más vieja del mundo Olive Riley con 108 años. ¿qué cosas no?