viernes, 15 de enero de 2010

Ocaso: la muerte del Sol. (Warning: post semi-reflexivo)

Entre una de mis obsesiones siempre ha estado la muerte, no el hecho de reproducirla, más bien el cómo las culturas la miran, sus representaciones, sus símbolos y manifestaciones, los caminos que llevan a ella y las veredas que de ella se desprenden.


El otro día vi por casualidad en Facebook el perfil de una persona que había muerto, un familiar de alguien cercano. La foto que tiene en el perfil es estremecedora, lo es más al pensar si él la puso, o la pusieron después, pero es un atardecer y el está mirándolo de perfil, su cuerpo luce como sombra, es una foto a contraluz. Un ocaso: el sol que se va, el sol que muere. Muy simbólico.


Fue algo muy impresionante, porque sus seres queridos aún le escriben cosas, aún lo recuerdan y se lo hacen notar; le dedican canciones, le dicen “te quiero”, le dan gracias por aparecerse en sueños, por escucharlos, por acompañarlos y por cuidarlos.


Y todo esto me hizo pensar mucho, me puso nostálgica también, en este caso una red social pone en evidencia la frecuencia con la que aún después de partir eres recordado. Las emociones y sentimientos de la gente, la apropiación de los medios y la cultura. Pero quizá sólo es para el consuelo de los que se quedan…, ¿o no?


El incansable misterio de la vida después de la muerte, y aunque me encantaría que alguien lo resolviera para tener una certeza, al tener esa certeza la vida misma perdería sentido. Es mejor que sigamos caminando con los ojos abiertos, disfrutando lo más que podamos el paisaje porque cuando lleguemos a la punta del abismo nos vendarán los ojos, y sin saber qué nos espera, nos dejarán caer.


¿Ustedes qué creen que haya al final del abismo, nada, otra vida, otros mundos?