Odio postear en mi trabajo porque no guardo registro...
Recuerdenme no postear cosas personales porque no comentan, por eso este blog se dedica a la charla insulsa y buenaondita que siempre los cuestiona de situaciones parecidas, para que se haga todo un "círculo" de charla amena.
El tema de hoy, sé muy bien que segurito lo han vivido.... cha, cha, cha, chan! me refiero a la crisis de la elección de carrera, dónde preguntas como ¿qué quiero hacer en la vida?, ¿me quiero dedicar a hacer ____ siempre?, ¿algo en dónde me vaya bien o algo que ame hacer? son las que se han hecho y se harán probablemente incluso cuando ya trabajen.
Esto se los planteo porque desde la prepa yo tenía la disyuntiva del área 3 o el área 4, o sea, ciencias sociales o humanidades y artes; yo siempre desde pequeña (como a los 6 años)tuve 2 disyuntivas: comunicación o teatro (sólo que en ese entonces era algo como: locutora o actriz de tv, tan párvula yo). Fue entonces como a los 13 años seme hizo presente el mundo de la publicidad y pues claro yo fascinada porque podías crear ideas para anuncios, se podía saciar mi otra profesión frustrada de diseñadora y además el color y el diseño y las formas y los premios y blabla.
Fue así que plantee mis objetivos para ser publicista, y fue por eso que la carrera de ciencias de la comunicación de la UNAM cumplía mis espectativas porque además de ofrecer como opción terminal publicidad, te daban 2 años de tronco común oséa que podía además ser periodista y porqué no hasta escritora (esa también es una profesión que quiero desempeñar pero sé que esa se dará solita), pero ¡oh sorpresa!, el mundo del teatro, los escenarios y los telones, el alimento del aplauso y la versatilidad del teatro hizo que me metiera al taller de teatro de la prepa y ¡zaz! pues que me fascina y que además había una chispa de talento... pero ¡oh la tragedia! yo ya estaba decidida a ser comunicóloga y pues aparte en el teatro me voy a morir de habre.
Aunque escogí ser comunicóloga, el teatro me llamaba, representamos Don Juan en primer semestre, mi actuación un éxito (porque aparte la hacía de Don Diego, padre de Don Juan). Yo sabía que había algo en mí que se podía explotar, y cada año buscaba la convocatoria del CUT o de la ENAT y por coyona y miedosa no los hacía, pero eso sí, en cualquier proyecto de la escuela escogía la cosa cultural y hacía mis reseñitas (muy buenas por cierto) y demás.
En la carrera además de descubrir que todos los comunicólogos son una bola de frustrados y closeteros de área 4, o de otras profesiones como bien lo dice
momo. Descubrí también que el teatro sería un estigma en mi vida, y juré que cuando fuera pudiente me metería a cuanto taller existiera, aunque sea por gusto.
Hay grandes historias bajo esta, pero para no hacerla más larga, resumo: conocí ImproLucha, después ImproBroadway, la improvisación como espectáculo en sí, no sólo como técnica, los chicos de Improtop abrieron un taller, me inscribí, y ahora vivo la experiencia más maravillosa de la vida.
Recordar el sabor de un escenario, los nervios de antes de salir del telón, la mucha mierda porque la suerte no se desea, la agilidad mental, la fuerza corporal, la memoria, coordinación, ser polifacético y multipolar, hacerle el día a alguien, conmoverlo hasta reír o llorar, conectar con sus sentimientos, entre mil y un cosas más, NO TIENE PRECIO.
Me fascina, y quiero dedicarme a eso en un futuro. Hoy por supuesto que llevo una doble vida, por un lado mi trabajo en una agencia de medios, en la publicidad que soñé también, pero siéndole infiel en las noches ensayando, jugando, actuando y viviendo como actriz.
La pasión es algo en lo que no se puede regir. Hoy me siento viva, respirando, sintiendo, y lo que falta y lo que haré... el curso y el teatro me devolvieron lo que un día sentí perdido: la pasión desgarradora que te hace tirar todo por la borda.
Ahora sí, mis pequeños educandos, la pregunta...¿Ustedes son felices con lo que hacen?, ¿Sintieron alguna vez esa pasión?, ¿Se arrepienten de lo que hacen?..
Ojalá y ustedes sean afortunados y hagan lo que aman. No hay nada como eso, y ahora que yo lo reedescubrí, no pienso dejarlo jamás.