SE BUSCA

Un dueño para este pequeño cachorro, aprovechen ahora que aún es un pequeñuelo. Bueno la historia es que me lo encontré cuando era aún más pequeño y parecía tan indefenso, en estos dos meses ha crecido bastante y como ya tenemos tres perros mi mamá ha amenazado con que se va a deshacer de él, y pues a mi me da cosa que no encuentre un bello hogar en dónde sea tratado bien.

Así que este cachorro de nombre: Anónimo, está disponible para ustedes o para alguna persona que ustedes conozcan que obvio trate bien a los animales. El cachorro está recién desparasitado, y ya lo enseñé a dar la pata y a sentarse, tiene un carácter juguetón porque aún es cachorro, pero defenderá su hogar y será fiel compañero en cuanto defina su carácter. Aprovechen la oportunidad de llevarse a este bello perrito y emparentar directamente conmigo.

Aquí su foto



Apoco no es preciosísimo, y es negro, negro como la conciencia de muchos de ustedes. Por favor AYÚDENME a que este niño no quede en algún refugio. (Es cuando Katz debería asesorarme).

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Viva México

Recuerdo que hace unos meses estaba yo en una conferencia acerca de los símbolos de la ciudad de México, se discutía aquello de qué significaba qué cosas, y lo más representativo de la ciudad, y que el metro pintado de ciudad, y que el zócalo, y que el caballito que no es el caballito y cosas de esas.

De pronto un hombre sabio como él sólo, le hace una pregunta a los ponentes —Para usted qué símbolo representa más a los mexicanos, el águila devorando un nopal, el ángel de la independencia o la plancha del zócalo?— Mientras tanto, yo en mis adentros pensaba “¿Ah que la... cuándo nuestra águila se volvió vegetariana?

Mis risas internas se desataron, y claro que le tuve que hacer ver el error a mis amigos, todos reímos internamente para no ser mala onda con aquel tipo provegetarianismo y pues no reírnos en su cara.

¿Será que así tan del nabo está nuestra identidad, los nopales sabrán más rico que las serpientes o ya de plano estamos tan inmersos en aquello del fitness?

¡Yumi, yumi, qué bien sabe este nopal!