Un año que quieres que termine es como un año que no viviste. Un lapso de tu vida que no tuvo sorpresas. Tengo dos opciones, la primera es ser optimista y creer que me encuentro en lo más bajo de la rueda de la fortuna y pensar que pronto subiré hasta la cima; o puedo ser pesimista y creer que la cumbre de mi vida ya pasó y todo lo que vendrá será una caída inminente.
Quizá debería permanecer neutral, dejarme sorprender... hay que deja que el viento nos haga parte de su danza y que nos lleve a donde quiera.
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